Hoy lunes encontré flores de muerto silvestres sobre el acueducto de Guadalupe.
La primera gran eventualidad del dÃa consistió en reparar el freno izquierdo de mi bici yo solito únicamente con la ayuda de unx viajerx descuidadx que dejó tirada en la calle una etiqueta de Aeroméxico con su pequeña liga. Miento: la primera gran eventualidad del dÃa fue ver a un ciclista volar por los aires como saco de cemento luego de que su bici cayera en una coladera mal tapada. Ese es uno de mis grandes miedos, por eso decidà ir a San Pablo para que repararan el freno dañado de mi bici. Pero se me ocurrió ver si podÃa arreglarlo, y por suerte encontré en el suelo un cordón elástico que me facilitó la compostura.
Abortada la ruta a San Pablo se me ocurrió ir al Parque Nacional El Tepeyac, pero me perdÃ, como siempre y ya cuando no tuve ganas de buscarle, me fui todo derechito sobre el acueducto con la seguridad de que en algún momento llegarÃa a la BasÃlica de Guadalupe y de ahà encontrarÃa el camino a mi casa, como sucedió.
HabÃa cortado un ramito para tenerlo en mi habitación y oler el olor de muertos, de los dÃas de muertos, pero se me cayó en el camino y yo, como buen Orfeo, sólo volteé pero ya no recogÃ