En el abismo

17:54



Vivía frente a la terminal de autobuses. Era un vagabundo, no tenía casa, pero vivía frente a la terminal de autobuses. Su larga barba, recta y rubia, le confería un aura de sabio eremita. Aislado del mundo dentro de la ciudad. Como San Antonio, contemplaba las tentaciones en ese desierto de calles. Como San Jerónimo, escribía continuamente sobre un volumen de hojas. ¿Redactaba un diario, una novela, la resolución de un problema matemático? Yo creo que construía aforismos para el arte de mirar. Yo creo que él se hartó del mundo y se escondió del mundo dentro del mundo. No era un loco de mirada perdida. No era un vago de sonrisa desfachatada. En algún punto decidió no regresar más a su casa, a su trabajo; tomar una mochila y un cuaderno y abismarse dentro de la ciudad. Quizá ahora esté a punto de ser crucificado

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