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Tengo un montón de lágrimas atoradas en los ojos
se niegan a salir,
pero, ¿y mi pecho?
¿alguien ha pensado en mi pecho?
Se contrae, siente un interminable hormigueo
se expande y contrae para que el aire
ese aire seco y frío que circunda
entre, riegue campos sanguíneos
y neuronales para que continúe
como siempre aquí
Aquí no es ahí ni acá
Aquí ni existe
Aquí es una mirada pura que hace contacto con otra límpida
es el pecho que nunca ha sentido ese estallar de vísceras
Aquí es un lugar en la luna que tiene atardeceres terrestres
Aquí tiene el olor sospechoso del que huye y no sabe porqué
ni a dónde ni durante cuánto tiempo lo ha hecho
Aquí, es tiempo y lugar que aún no nacen
y morirán apenas lo hagan
y siempre lo hacen
Aquí son esas lágrimas que se niegan a salir
la sustancia que provoca ese hormigueo en el pecho
el fulgor fúnebre en los ojos de los que han descubierto
los hilos negros del juego
¡Los trucos nos harán felices!
Cada vez más, esto que me rodea me es tan pesado y ajeno
como la sombra de la luna lo sería para mi cuerpo
Una muerte chiquita, un sueño que hable de otras cosas
que cante himnos en lenguas no humanas
que describa figuras en dimensiones mayores
que conjugue verbos en presente perfecto, futuro iterativo del pasado
Llamaradas cósmicas que ardan en el centro de nebulosas frías
El agua clara entre tus dedos
las sonrisas, esas, del pasado, son tan inasequibles ya
son decoración de un momento memorable
La memoria miente y yo con gusto, le creo
La memoria lubrica sus palabras con lágrimas que se niegan a brotar
he visto hadas
he visto ángeles
pero nunca he visto el pasado más
aún recuerdo el incendio que provoqué
y sin embargo, no lloro
Sé que soy culpable de todos los cargos
de todos los delitos que cometí en contra de tus ojos
te he dejado ciego
y sin embargo no lloro
te dejé sin piel y cada caricia mía sólo es dolor
Cada vez más creo que los desollados y tuertos fueron dos
Los accidentes verbales siempre serán pocos e insuficientes
Las nuestras heridas que tengo les curaré
y serás un poco feliz
estarás un poco contento
y yo seguiré sin llorar ni decir “lo siento”
porque eso, el hablar, después de saber que es inútil,
ya sólo es un pretexto
La luna y sus atardeceres fríos como mi boca
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