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Primero fue la pradera

El que llora y el que ríe

Lilis puntiagudas

Lilis puntiagudas que penden amenazantes sobre mis ojos. Tentáculos de cefalópodos gigantes que hacen jirones mi tranquilidad, miríadas de amenazas que caen sobre mis testa. La noche es lo suficientemente negra como para ser sinceros. Grito la palabra prohibida, lanzo al monitor sucio todas las palabras hirientes que sé. Y nada ocurre. Pinches palabras hirvientes, letras esterilizadas que cortan sin causar infecciones. Aberturas...

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La memoria que se olvida

Si tan sólo miraras atrás

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