Pero, no valió

21:32



Sí, cuando algo vale o nos vale madre es porque creemos firmemente que la victoria no es asequible.

¿Qué nos incita a seguir con esas batallas? Quizá la estupidez. O una furia ciega que brota de las entrañas y (silenciosa) pide un paso más. Aderezada, por supuesto, con pequeños factores externos, azar, casualidad, ¡partículas endemoniadas que revolotean alrededor nuestro en un sempiterno movimiento browniano!.

¡Uf! Un respiro. ¡Ah!

De lo que estoy seguro es que la esperanza no interviene, o debe intervenir, en este asuntito. La esperanza es pasividad, indolencia. Falta de carácter.

Se tiene la esperanza de que el equipo de fútbol preferido (¡augr!) algún día gane un torneo respetable, porque no podemos intervenir directamente para obtener ese resultado. Si yo juego un partido, la esperanza de ganar sólo estorba. Nubla la mirada. Mina nuestras fuerzas.

México es un país de esperanzas. Tener esperanzas es esperar que ocurran milagros. Detener el paso, sentarse y esperar. Inmovilidad.

Pelear sin esperanzas, sólo con la ardiente necesidad de pelear, sea quizá, el mejor modo de hacerlo.

En fin.


Siempre deseoso de que bostecen sonoramente me despido.

P. D. Yo conocí a niño mosca. Y a niña mosca también.



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