A punto de valer madre

14:21



Un buen día, en pleno periférico el motor de tu coche ¡plas! muere. Indignado abres el cofre y descubres que tu motor era chino. Pirata. Además, que era de hace dos décadas.


Y cuando llegas a casa, después de cientos de mentadas de madres y engorrosos y carísimos trámites, ves a tu casero afuera, esposado y siendo llevado al ministerio público. ¡Zaz!, tu casero no era más que un güey vival que rentaba lo que no era de él. ¡Joi!, ¡ya no tienes dónde vivir.

En fin. Que un buen día te revienta toda la mierda en la cara. Todo lo que por años tratabas de ocultar (o se ocultaba), toda esa basura que se esconde debajo de la alfombra ¡plum! sale mediante una explosión escandalosa.

Todo valió madres. Todo se fue a la verga.

¡Oh!, ¡qué profundamente desolador se escucha eso!

¡Éjem!

Hay sucesos en la vida de las personitas que revientan ese globo lleno de mierda que todos tenemos encima.


Eso hace que piense en algo: la limpieza. Tener tu espacio arreglado, libre de polvo y mugre, ordenado, etc. Creo que eso es algo antinatural. Lo lógico es que las cosas se ensucien, se degraden. Ahí radica la satisfacción de mantener las cosas limpias: la batalla incesante contra la inercia. Cuando todo vale madre es porque te has dado cuenta que esa batalla está perdida, y más aún, te das el permiso de desertar. Cuando la calidad de esos sucesos hacen ya no querer continuar. Arrojar la toalla.


¡Ah!



Creo que todo está valiendo madres.

P.D. Esa foto no es la que pensaba poner, ¡plaf!, pero buscar y subir la deseada implica una mayor pérdida de tiempo, además, ¿a poco no está rechula la personita de ese retrato?

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